Itinerario: Castañar de Ibor – Pozo de San Benito – Mina del Ibor – Herrería – Castañar de Ibor
Distancia: 7´3 Km Duración: 5´30 h Dificultad: Baja
La industria minera de otros tiempos, todavía siguen en pie algunos vestigios que nos ayudan a imaginar como trabajaban los hombres , para extraer los tesoros minerales a la tierra.
Son las nueve de la mañana, y el día amenaza lluvia, grandes nubarrones se ciernen sobre nosotros, pero como vamos bien preparados y somos valientes, salimos sin pereza. Desde el Centro de Salud de Castañar, tomamos la carretera dirección Guadalupe, pasando la farmacia, nos metemos por el Camino del Rostro y la Herrería. Vamos dejando atrás muchas huertas pequeñas, llenas de árboles frutales, es el tipo de cultivo minifundista, típico de estas tierras, también vamos a encontrar castaños, quejigos, chumberas y muchas orilleras en plena floración.
Pasamos el Arroyo del Castañar, donde crecen algunos chopos blancos, más adelante vemos el rastro de jabalíes, el barro de algunos charcos recientes los ha servido de loción antiparásitos y lo han aprovechado dándose un buen baño.
Ahora empezamos a bajar, el camino se estrecha y se convierte en una vereda, debido a que los márgenes están llenos de maleza,pero más adelante vuelve a ser el mismo, ancho y sin contratiempos. Algunas colmenas nos llaman la atención, estos pequeños animales son las fábricas de la rica y saludable miel Villuercas- Ibores.
Una mancha de alcornoques nos indica que estamos llegando al Pozo de San Benito, en frente, al otro lado del río, entre la arboleda divisamos la casa del Rostro.
El pozo,está a ras de tierra, es de forma cuadrada, está construido en piedra y en sus paredes interiores crece la hierba, los bordes también están cubiertos de maleza. No está bien señalizado, y deberían por lo menos acotar su perímetro, pues así como está constituye un verdadero peligro, tanto para las personas como para los animales. De su hueco sube un olor raro y desagradable, puede que algún animal incauto haya caído en la trampa mortal hace poco. Debe ser bastante profundo, pues nadie dice saber hasta donde llega. Pensamos que lo utilizaron como respiradero de la mina y puede que para sacar también material.
Dejamos atrás el Pozo y nos dirigimos a la mina, bajando unos 40m, llegamos a la boca de la Mina del Ibor, empieza a lloviznar, no nos importa, nos disponemos a entrar en la mina y estaremos a cubierto durante un rato.
La entrada está prácticamente tapada, pero como somos atrevidos, nos escurrimos hacía el interior y nos adentramos en la oscuridad, podemos ponernos de pie y andar cómodamente, las linternas hacen su función, la galería está despejada y podemos apreciar en las paredes de roca, algunos restos de los minerales, que unos hombres hace tiempo extraían de estás tierras, hierro y cobre entre otros. Ahora los únicos que entran y salen con asiduidad, son algunos murciélagos, que tienen aquí su morada, algunos alertados por nuestra presencia, despiertan de su sueño diurno y huyen, otros en cambio, más valientes o más perezosos, se dejan fotografiar impasibles, son de todas maneras unos animalitos bien curiosos, que no tienen porque darnos temor alguno.
Llegamos al final del túnel, allí donde se encuentra con el pozo, que vimos antes, éste sigue hacia abajo, no sabemos, como ya he dicho antes, su profundidad. Parece que estamos en las entrañas de la tierra, pero no nos sentimos mal, al contrario, da la sensación de paz y seguridad, es como volver al útero materno.
Desandamos la galería y salimos a la superficie, a dejado de llover y de vez en cuando se escapa de entre las nubes algún rayo de sol prisionero, con lo que el día tiene una luz especial, y envuelve las cosas con un halo de misterio.
Ahora nos dirigimos hacia el río, encontramos un pedrusco con una forma bien curiosa, la erosión ó la mano del hombre, han esculpido una especie de figura que tiene forma de perro, pero además esta piedra tiene unas marcas grabadas, que no parecen naturales, puede que tengan su importancia. Ladera abajo, volvemos al camino y a varios metros más divisamos una construcción de piedra, es La Herrería, el otro punto importante de esta ruta.
Está situada, justo en el límite entre Castañar de Ibor y Navalvillar de Ibor. Los restos de esta herrería están en buen estado de conservación, los muros son de piedra y mortero bastardo, es bastante grande y todavía se aprecia perfectamente el acueducto para el agua. Como empieza a llover de nuevo, aprovechamos para descansar cobijados dentro de sus muros, allí descubrimos otros detalles curiosos, por ejemplo el techo, tiene una altura considerable y está formado por lanchas de pizarra. Pensamos que debe ser de época romana y pertenecería a la misma explotación minera que la Herrería del río Viejas. También a 1´5 Km se encuentra otra herrería, en el termino municipal de Navalvillar de Ibor, que queda pendiente de visitar.
Ya que hemos llegado hasta aquí, nos acercamos al río, donde podemos apreciar especies vegetales de ribera, por ejemplo el engüillo, planta muy venenosa, cuya raíz se utilizaba para pescar, y así otras muchas cuyos nombres ignoramos y habrá que investigar, seguro que darían para mucho, los alisos cubren todas las orillas, es el bosque en galería, típico de los cursos fluviales.
Es hora de emprender el regreso y cogemos el camino de La Cortija, los huertos nos acompañan una vez más, vamos subiendo y encontramos el Arroyo del Castañar de Abajo o Arroyo de La Junta, éste nace en El Postuero y desemboca en el río Ibor, más arriba aún está la Fuente de la Junta, así llamada porque se encuentran dos arroyos, aquí hacemos una parada. La subida es pronunciada y llegando a la carretera de Castañar- Robledollano, apretamos el paso, ha empezado a llover de nuevo y estamos llegando al pueblo, un último esfuerzo y llegamos a nuestro destino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario